Algo que me pasa a menudo, y que sospecho, les pasa a muchos, es que no puedo resistirme a hacer unas cuantas fotos cuando me encuentro frente a una cascada o arroyo con cierto caudal; y es que esos mágicos escenarios nos ofrecen infinidad de tomas diferentes con solo darle rienda suelta a nuestra creatividad.
En cualquier rama de la fotografía, hay dos cosas que son importantes y algo complicadas de lograr: una es un estilo personal, y la otra es que las fotografías hablen por sí solas. Esto último se logra cuando el fotógrafo logra conectarse con el lugar, cuando logra transmitir lo que sintió a tal punto que, el espectador, tenga las mismas sensaciones aunque jamás haya estado en ese lugar.

TOMATE TU TIEMPO
Para poder transmitir, primero tenemos que ser capaces de sentir, y eso se logra solamente si nos tomamos tiempo para conectarnos con el lugar, para descubrir sus detalles y decidir qué es lo que queremos mostrar, y cuál es la mejor manera de hacerlo.
Al llegar a la locación que hemos seleccionado para la realización de las fotos, dejemos la cámara por un momento, recorramos la zona, busquemos el ángulo que mejor represente lo que queremos mostrar, esperemos la luz adecuada (o regresemos otro día, de ser necesario), pero principalmente descubramos esas sensaciones que podremos plasmar en nuestras fotografías.
Si nos encontramos frente a una cascada o arroyo, pensemos cuáles son sus cualidades, qué sensaciones nos transmiten. ¿Es la potencia o el color del agua lo que nos llama la atención? ¿Son los colores de la vegetación que lo rodea? ¿Es su tamaño?
Compongamos la imagen de manera que se resalten esas cualidades que estamos descubriendo y, a continuación, seleccionemos la velocidad de obturación y el diafragma acorde a lo que queremos representar.
Cada escenario encierra sus propios encantos y desafíos. Contemos una historia, dejando que nuestras fotografías hablen por sí solas.

INFINIDAD DE OPCIONES
Las opciones que seguramente tengamos delante de nosotros, serán infinitas. Podremos optar por incluir la cascada completa, enfocarnos en los detalles de la vegetación, o cómo el agua golpea sobre una piedra repleta de musgo; fijar el foco en el movimiento del agua corriendo, o detenernos en la totalidad de lo que nos rodea, donde la cascada es un elemento más dentro del paisaje.
Si no estamos del todo seguros, no nos centremos en una escena puntual, abarquemos todas las que podamos desde diferentes ángulos, con diferentes lentes y perspectivas.
Paisaje completo, o detalles, sin duda alguna, estaremos frente a muchos temas fotográficos que bien trabajados, pueden brindarnos resultados muy gratificantes. Las posibilidades son tantas que tendremos aseguradas varias horas de disfrute haciendo fotos.

DESPIERTA EL LADO CREATIVO
Las diferentes velocidades de obturación nos permitirán lograr imágenes completamente diferentes de un mismo entorno, logrando reflejar sensaciones completamente opuestas.
La teoría dice que el ojo humano ve los objetos aproximadamente a 1/60 segundos, por lo que una fotografía que desee retratar la naturaleza como la ve el ojo humano, debería ser fotografiada a esa velocidad. Sin embargo no podemos despreciar los diferentes efectos y sensaciones que se logran utilizando otras velocidades de obturación.
Una de las opciones es mostrar la fuerza y dinamismo del agua; en ese caso deberemos seleccionar una velocidad de obturación del orden de 1/60 a 1/125 o más, ya que el resultado transmite mejor la sensación de poder del agua.
Si, por el contrario, nuestra búsqueda pasa por mostrar algo más delicado; seleccionar una velocidad lenta (del orden de ½ segundo), y con ella lograremos el famoso “efecto seda” donde el agua pierde por completo su forma convirtiéndose en un elemento irreal, adquiriendo una textura que proporciona una agradable sensación de serenidad.
Si frente a un escenario no estás demasiado seguro, un ejercicio interesante consiste en colocar la cámara sobre el trípode y realizar varias tomas a velocidades diferentes con el mismo encuadre. Luego podremos ver los resultados y seleccionar aquella que represente mejor lo que queres mostrar.

ACCESORIOS NECESARIOS
Los accesorios que no podrán faltar en la mochila, son el trípode, el cable disparador y un filtro ND. Con ese equipo mínimo, podremos realizar todo tipo de fotografías sin ningún tipo de problema.
El uso del trípode será primordial para que la fotografías en baja velocidad, no nos salgan movidas, e incluso el cable disparador evitará las vibraciones al momento de presionar el obturador; si no disponemos de uno, una buena alternativa es activar el disparador automático
En condiciones de mucha luz, aunque cerremos el diafragma, no podremos lograr reducir la velocidad; en ese caso deberemos usar un filtro de densidad neutra, lo que restará de 2 a 8 pasos de luz según el modelo. Si no disponemos de uno, pero sí de un polarizador, también podremos usarlo, logrando restar 2 pasos de luz que, en ciertas situaciones, será suficiente.
En lo que respecta a los objetivos, lo más común es usar un lente gran angular para poder encuadrar toda –o gran parte- de la cascada. En este tipo de encuadres, asegurémonos de sumar algún elemento –como un árbol, una piedra o algunas flores- que no solo brinden perspectiva, sino relación de tamaño.
De todas maneras este tipo de escenarios no solo se limitan a los gran angulares. Podremos hacer uso de cualquier lente, incluso de uno de mayor distancia focal para, de esa manera, eliminar partes de la escena que no nos interesen y jugar con el desenfoque.

CUALQUIER EPOCA DEL AÑO
Cualquier época del año es ideal para este tipo de fotografía, pero mucho mejor si nuestra sesión se desarrolla durante un día nublado, donde la escena estará cubierta por una luz suave y pareja.
Los días soleados suelen presentar mayores retos, pero podemos hacer nuestra tarea un poco más sencilla, seleccionando la hora del día donde la escena tenga una luminosidad más pareja.

Seguramente, las opciones que encontremos sean muchas. No dudemos en sacar la cantidad de fotos que creamos necesarias hasta lograr la foto que queremos; porque en definitiva, las grandes fotografías no se suelen lograr en el primer intento.

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