AL MAL TIEMPO, BUENAS FOTOS
Por © Belén Etchegaray



 

Por lo general, al planificar una salida fotográfica y descubrir que el sol está cubierto por nubes amenazantes de lluvia, sentimos que hemos perdido la oportunidad, pero con mal tiempo hay muy buenas chances de realizar excelentes fotografías.

LA NIEBLA
Es un fenómeno meteorológico muy fotogénico y si la sabes aprovechar, puede llegar a ser una aliada en la búsqueda de una fotografía diferente.
Al contrario de lo que puedas creer, las condiciones de luz complicadas, suelen ser las mejores oportunidades para lograr fotografías increíbles, y aunque no lo parezca, no son muchos los días que podremos encontrarnos con la niebla delante de nuestro objetivo.
Estamos acostumbrados a las diferencias entre luz y sombra de un día soleado; pero ¿qué pasa cuando la luz ambiente es tan suave que desdibuja las sombras? Justamente, el tipo de iluminación que nos regalan los días con niebla es especial, donde los límites son muy difusos y, a veces, imperceptibles; y es que la niebla funciona como un gran difusor, haciendo que sea menos intensa, reduciendo no solo la visibilidad sino también el contraste y la nitidez de los elementos que haya en la escena.
Ya sea que nos encontremos con niebla en medio de un paisaje o dentro de un bosque, ella envolverá todo lo que esté a su paso, cargándolo de misterio; pero por sí sola no logra una buena fotografía, la sensación la debes crear cuidando la composición y la luz, así como los colores que se filtren en la escena. Para aprovechar esta situación al máximo, asegúrate de seleccionar el balance de blancos adecuado para poder potenciar la tonalidad de tu imagen dependiendo de la sensación que quieras transmitir. Si no estás seguro, lo mejor es sacar en RAW y en la edición seleccionar el balance de blancos que mejor se adapte a lo que quieras mostrar.
No dejes pasar la oportunidad de retratar los rayos del sol cuando logran atravesar la niebla, creando líneas en medio de la escena, las que le darán un clima muy especial a tu imagen.


El enfoque será algo complicado al no contar con zonas de contraste, sumada a la poca visibilidad, por lo que lo recomendable es usar el foco manual, o bien enfocar teniendo en cuenta la distancia a la que nos encontremos del tema principal y jugar con la profundidad de campo, para así asegurarnos lograr la nitidez necesaria.
Otro punto a tener en cuenta es la exposición, ya que estas condiciones de luz suelen engañar al exposímetro de la cámara, dando como resultado fotos subexpuestas. Sucede algo muy similar a lo que pasa cuando medimos la luz sobre objetos blancos, como la nieve, la cámara interpreta que hay más luz de la que realmente hay en la escena y tiende a compensarlo subexponiendo; la manera de solucionarlo es compensando la exposición. Si no estás muy seguro, lo mejor es hacer una foto de prueba, mirar el histograma e intentar derechear la exposición. De no tener en cuenta estos dos puntos, es muy factible que regresemos a casa algo decepcionados de los resultados obtenidos.
Con estas condiciones de luz tan particulares, se aplana la perspectiva quitándole profundidad a tu imagen. Deberás buscar algún tipo de recurso (por ejemplo alguna línea que dirija la mirada hacia el interior de la imagen) que ayude a sumar profundidad en la escena.


LA LLUVIA
Si la lluvia se hace presente, solo tendrás que tener en cuenta resguardar tu equipo dentro de un raincover con el cual podrás seguir haciendo fotos sin preocuparte. Una vez que lo tengas a resguardo sólo tendrás que abrir la mente buscando otro tipo de escenas, donde el cielo suele ser el protagonista regalándonos tonos dramáticos por efecto de las nubes.
Además del cielo, hay muchos elementos relacionados de los que puedes sacar partido. No te centres solo en el paisaje, los detalles como las gotas que forman figuras en los charcos, las que se forman sobre flores, hojas o telarañas, suelen también ofrecer fotografías que merecen que nos mojemos un poco.
Si optas por que la lluvia aparezca representada en tu escena, selecciona una velocidad de obturación relativamente lenta, de esa manera las gotas quedarán impresas como líneas, los cuales se prolongarán en la medida en que reduzcas la velocidad de obturación. Es aconsejable encuadrar hacia un fondo relativamente oscuro para que las gotas se puedan visualizar con facilidad.
No debemos olvidar que después de las tormentas la magia continúa ofreciéndonos otras oportunidades como el arco iris, los reflejos en los charcos y un cambio radical en las nubes y la luz.
En definitiva, un día de lluvia no tiene por qué dejarnos en casa, un abanico de posibilidades nos está esperando allá afuera.

TORMENTAS ELECTRICAS
¿Quién no se encontró atrapado por la belleza de una tormenta eléctrica?
El momento del día ideal para capturar estas hermosas imágenes, es por la noche; de por sí, todos sabemos que la fotografía nocturna no es sencilla, y si queremos captar un rayo, es un poco más complicado… aunque no imposible.


Antes de salir a cazar tormentas, tene presente el tema más importante: la seguridad. Toma todas las precauciones posibles para no ser víctima de un accidente. No está de más recordar que lo ideal es moverse con calzado con suela de goma. No es buena idea pararse cerca de torres, árboles, escaleras metálicas o cualquier punto que pudiera convertirse en un pararrayos ocasional; además de no usar paraguas y mantener apagado el celular. Como deberás, indefectiblemente trabajar con trípode, lo más seguro es ubicarte bajo algún techo donde puedas tener un buen ángulo de visión hacia la escena que desees fotografiar.
Tené en cuenta no utilizar trípode de carbono, ya que este material se utiliza para la fabricación de pararrayos.
Aléjate de las zonas con acumulación de agua (ríos y lagos). Si por alguna razón se intensifica la cantidad de rayos y crees que no estás seguro, refúgiate dentro de un vehículo cerrando bien las puertas y ventanas.


Una vez que estemos en lugar seguro, coloca la cámara en el trípode y encuadra la escena orientando la cámara hacia la dirección donde se están efectuando las descargas; es conveniente hacer un encuadre abierto para asegurar que el rayo no salga cortado.
Sin duda tu mejor aliada es la experiencia, pero existen algunos consejos que pueden ayudarte a realizar tus primeras fotos.


En lo que respecta al seteo de la cámara, comenzá utilizando un diafragma de f/8 o f/11, con un ISO del orden de los 100 o 200 para evitar que salga ruido en la toma.
El tiempo de exposición puede variar dependiendo de la luz que haya en la escena (no es lo mismo realizar una foto en medio de un campo, que en una ciudad). Lo ideal es que utilices el modo Bulbo de la cámara y cable disparador, comienza exponiendo por 10 segundos y anda ajustando los parámetros según necesites.
Una vez que tengas la exposición correcta en ISO 100 y el diafragma que le corresponda, te aconsejo que cierres un diafragma para evitar que la luz del rayo sobreexponga la fotografía.


Si contas con un intervalómetro, podrás ajustarlo para que realice un disparo cada segundo, así podrás aumentar las chances de acertar.
No olvides colocar el enfoque y resto de ajustes en modo manual si no, cada vez que el intervalómetro intente disparar tendrá que calcular la exposición y el enfoque.
Con esta información, solo resta comenzar a hacer pruebas para saber qué intervalos de exposición nos permiten exponer adecuadamente la foto.
Es un poco de técnica, un poco de suerte y mucha paciencia, seguramente lograras más de una foto soñada.





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